Edith Dekyndt nació en 1960 en Ieper (Bélgica). A través de diferentes formatos, presenta una materia sumisa a la acción irreversible del tiempo y a las transformaciones a veces efímeras que se derivan. La observación distante de fenómenos físicos discretos son el objeto principal de su investigación, induciendo una percepción alterada y amplificada de lo cotidiano. Desde fines de los años 80, desarrolla un largo repertorio de obras bajo la denominación de "Universal Research of Subjectivity". Creado inicialmente en 1999 como laboratorio colectivo de investigaciones, consagrado a elaborar conceptos que no estaban abocados forzosamente a ser concretizados, este término designa en la actualidad el conjunto de trabajos recientes, por medio de los cuales intenta sondear las relaciones entre una percepción a escala individual y una pretendida objetividad factual de los fenómenos. A través de experiencias que oscilan entre ciencia y ficción, explora las fronteras entre lo concreto y lo material y revela las zonas latentes donde el microcosmos se une con el macrocosmos, donde lo invisible se convierte en visible, lo intangible en palpable y viceversa. La percepción y la construcción que propone en la interacción de la obra y del espectador contraría la tiranía de la evidencia de una lectura inmediata de la realidad.
Exposiciones: Les Ondes de Love, MAC's, Grand-Hornu-Belgique, 2010; On Line: Drawing Through the Twentieth Century, MoMA-New York, 2010; Silence, A Composition, Contemporary Art Museum-Hiroshima, 2009.
Édith Dekyndt: El concepto de realidad tal y como la filosofía lo entiende, se usa notablemente para calificar experiencias que vivimos de objetos, temporalidades, sensaciones, etc. En la medida en que resulta sin duda imposible que dos personas tengan la misma experiencia de la realidad, habría tantas percepciones de la realidad como individuos hayan existido.
En una novela publicada en 1953, Childhood's End, Arthur C. Clarke imagina seres procedentes del espacio, los Overlods. Estos se caracterizan por un dominio cerebral y científico superior al de los seres humanos. Sin embargo son incapaces de comprender lo que se produce cuando los seres humanos tocan o escuchan música. La música se asemeja para ellos a un ruido, sin más. Este modo de expresión que estremece profundamente el ser humano sea cual sea su cultura y que parece presidir el origen de nuestro lenguaje, no les produce nada. No perciben nada.
Teniendo en cuenta que la escala humana se mide en metros, los fenómenos que se producen a nuestra escala están condicionados por distintos criterios de los que rigen las escalas del nanómetro o del zetámetro.
Hoy en día resulta posible imaginar tales diferencias y también observarlas mediante máquinas que las consiguen traducir en imágenes; pero estas imágenes proceden de un cálculo informático y no de una experiencia óptica. No conseguimos verlas porque las escalas que estas atraviesan pertenecen a dimensiones distintas. Así, no resulta difícil suponer que el transcurso del tiempo tal y como lo conocemos solamente existe vía nuestra percepción.
Pocas horas después de haber recibido vuestra pregunta por mail, me encontraba dibujando y escuchando la serie Numbers (una telenovela en la cual un matemático ayuda a la resolución de investigaciones policiacas). En el episodio transmitido aquel día, el matemático se inspiraba en el principio del diablillo de Maxwell para resolver la intriga.
Nunca había oído hablar del diablillo de Maxwell antes de leer vuestra pregunta.
← Inicio